Te
gustaba decirme que las cosas iban mal y a mí me encantaba asegurarte que todo
podía cambiar. El día que te fuiste lo entendí pero no pude dejar de buscarte. Pasaron
años, personas, lugares. Aprendí que hay
luchas que se pierden, que hay días que son más fríos y que hay almas que no
soportan tantas horas sin aire.
Una
noche abandoné. A vos, a mí. Borré los
últimos recuerdos que quedaban y ahora ya no me queda más nada.
Y hace ya un tiempo que no sé nada de vos. Y a
veces te cruzo y los dos bajamos la mirada. Y a veces te cruzo pero no sé si en
realidad sos vos.
Pero también me acuerdo que es el mismo sol el que
nos está quemando y es el mismo aire el que estamos respirando.