Camino sinuoso, de bajadas y subidas empinadas. Arboles que cubrian las miradas de tristezas escondidas bajo una sonrisa de cotillón.
El maquillaje se corría con las lágrimas que caían.
El frío invadía el lugar, el cuerpo, el alma.
El corazón sufría, se alejaba y se apartaba del mundo. La realidad cambiaba y nadie parecía querer aceptarla.
A los lejos se despedían, se iban.
Se decían adiós.
Se miraban para recordarse, por sí llegan a olvidarse de sus figuras, sus olores, sus voces...
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