Desde la escalera se sentía el aroma de la humillación. Allí arriba lo esperaban miles de palabras sin ninguna solución. Mientras subía pensaba en irse. Quería gritar, correr y dejar de escuchar.
- Hay que dejar de vivir en una fantasía que te enreda y te vuelve loco.
- La realidad es peor. Te convierte en una persona que entiende lo que pasa. Eso no me salva.
Era una lucha constante. Nunca se entendían.
Se iban a matar y ahí si que nadie los iba a poder salvar.
Nunca más se los volvió a escuchar. No se sabe nada de los restos. Ya no se los vio pasar.
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