Un poco igual, un poco distinto.
Encontré refugio en la oscuridad de la noche, en el movimiento de la música al compas del ritmo y las luces que encandilaban y oprimian el llanto.
Tantas personas, tantas copas derramadas y tantos ojos mirando, apuntando directo al centro, donde más duele. El alma. Eso dolía. El corazón, justo en el huequito que vos dejaste. Solo los pedazos que destruiste y que aun tanto cuesta que se acomoden. Una herida que no cierra y que ayer se volvió a abrir. No para de sangrar ni de chillar.
Apareció para irse otra vez.
Sentada observaba. A lo lejos se iba su sombra y su esencia.
Su cara no decia nada. Su andar era el mismo. Decidido, al frente, derecho y sin mirar atrás ....
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